jueves, 23 de abril de 2020

Rosas de Macarons con frosting de Pistacho - Sant Jordi 2020

 
Sant Jordi sabe bien....sabe a rosas, libros y sobretodo ...sabe a personas. Invita a largos paseos Y a mi me marca incluso el inicio de nuevas rutinas y largas tardes. 
 
Este año ha sido distinto, seguimos confinados y con la incerteza de cuando podremos tener un respiro.
 
Para hacer todo esto más llevadero, me apetecía enseñaros esta receta, para mi uno de los dulces con más combinaciones de color posibles.
 
Se trata de un dulce tradiconal francés, difícil y delicioso por igual. Pequeños bocados esponjosos y crocantes en lo que precisamente recae su dificultad.
 
Los hice por primera vez hace varios años, y he necesitado tener tiempo, paciencia y una pequeña ayudante chef para volver a intentarlo.
 
Tengo que admitir que la parte crocante ha quedado bien, pero me gustaría que hubiesen quedado algo más esponjosos....la próxima vez será.
 
Me he inspirado en el libro “Secretos de pastelería, Macarons” del autor francés José Maréchal.
 
He estrenado un silpat especial para macarons que compré hace mucho tiempo con la esperanza de hacerlos algún dia (la primera vez los hice con una plantilla de círculos en papel). Este silpat da la opción de macaro de tamaño tradicional y del macaro más grande, que son los que he hecho para que estén más cerca al tamaño de una rosa.
 
Ingredientes  para unos 18 tapas (9 macarons) grandes:
- 100g de almendra en polvo (utilicé almendra marcona)
- 100g de azúcar glass
- 2 x 50g de clara de huevo
- 100g de azúcar
- 25 g de agua
- Colorante alimentario rojo
 
Mezclar la almendra el polvo con el azúcar glass. Añadir una parte de las claras (50g)
Hacer un almíbar con el agua y el azúcar. Es muy importante que el almíbar quede a punto de bola flojo (al ponerlo entre los dedos y separarlos, nos queda un hilo).
Montamos la otra parte de las claras (50g) y las montamos a punto de nieve con una batodora. Mientras las batimos, vamos añadiendo el almíbar en un hilo.
 

 
Hoy le añadí colorante rojo para hacer el color de las rosas

 
Añadimos la mezcla a la mecla de almendra el polvo, azúcar glass y parte de las claras.

 
 
Para dosificar la mecha sobre el silpat, suelo usar una manga pastelera, pero hoy tengo una pequeña chef que me ayuda y el biberón le es más sencillo.

 
Y ya que no tienen cole, trabajamos de paso la psicomotricidad fina, porque como veis no es nada fácil dosificar sin sobrepasar la pequeña rebaba.


 
 
Horneamos a 150ºC durante 14 minutos según el libro. Yo tuve que dejarlos más porque me pareció que no estaban hechos aún, quizá por eso no quedaron tan esponjosos.


 
Ingredientes  para el frosting de pistacho (interior):
- 150g de mantequilla pomada (dejamos una noche fuera de la nevera)
- 200g de azúcar glass
- 70g de pistacho
- Colorante alimentario verde

Triturar los pistachos con un robot de cocina. Mezclar la mantequilla pomada con el azúcar glass y el colorante. Añadir el polvo de pistacho y mezclar.


 
Dosificar en manga pastelera y cerrar la tapa:
 

FELIÇ SANT JORDI !!
 

sábado, 18 de abril de 2020

Cosas buenas del confinamiento










Llevamos ya 5 semanas de confinamiento. Trabajar en casa requiere bastante organización y aunque sea difícil, ayuda a que las horas pasen más rápidamente. Cuando llega el fin de semana, tratamos de buscar formas de suplir lo que hasta hace unas semanas era normal y que ahora tanto echamos de menos.

Hoy estaba recordando un viaje que hicimos a Mexico. Allí descubrí el mar más turquesa que jamás había visto, lugares que invitaban a vivir descalzo y calles sin asfalto ni coches. Zonas protegidas con naturaleza en estado puro y poca conexión a internet…en este momento, mi definición de paraíso.

También descubrí el Tao Center, una escuela de yoga en la que me inicié en esta disciplina, casi por casualidad, hace ya casi una década. Las rutinas de dos turistas en este maravilloso destino incluían empezar el día temprano con algo de bienestar, y el centro nos atrapó. Un centro que cuida todos los detalles rodeado de pura vegetación, con mensajes en sus grandes ventanales y maestros de yoga con un delicado acompañamiento.
El regreso fue de impacto como casi siempre que vuelves de algún lugar lejano, y las rutinas no me permitieron seguir con la práctica de yoga a diario, aunque siempre he seguido vinculada de algún modo, especialmente durante mis dos embarazos, cuando reactivé la práctica constante para el alivio de dolores de espalda.
Estamos viviendo momentos en los que podemos crecer como seres humanos con infinidad de aportaciones solidarias que se multiplican en redes sociales. Para ello y para poder seguir con nuestras obligaciones, debemos intentar ralentizar el sistema nervioso y calmar la mente y desde mi humilde opinión, creo el yoga puede ayudarnos. Si sus beneficios son tantos en situaciones normales, imaginaros en momentos de crisis.  
Y así, intentando transmitir un poco de optimismo a esta situación, hablando de viajes y reencuentros virtuales, hoy cierro este post sin receta culinaria pero si estando un poquito más cerca de la receta de la felicidad, para la que cada uno elige los ingredientes.